El Chavo y la Chilindrina estaban viendo una película de espantos, hasta que llegó Don Ramón y al Chavo le dio una garrotera. La Chilindrina se la quitó con un salpicón de agua, y Don Ramón los botó de la casa. En eso, la Chilindrina le empezó a contar al Chavo de una película de un monstruo con una cabeza enorme, por lo cual se iba asustando más y más, y cuando Quico llegó con su casco de astronauta, al Chavo le dio la garrotera, y la Chilindrina se la volvió a quitar con otro salpicón de agua. Y cuando se dio cuenta que se trataba de Quico, lo golpeó tres veces, tumbándolo al suelo. Más tarde, ya de noche, la Chilindrina siguió contándole la historia del niño en el panteón, hasta que Quico salió de su casa gritando por su mamá, y al Chavo se vuelve a engarrotar. Don Ramón también salió, y se ofreció a cuidar a Quico mientras Doña Florinda estaba en el velorio, y a su vez Quico ya no le iba a decir «chusma, chusma» ni empujarlo. Y en eso, al Chavo y la Chilindrina se les ocurre asustar a Quico jugando a los fantasmas usando sábanas.
La Chilindrina fue a traer otra sábana de su casa y le prestó la que ya tenía al Chavo, y se puso a jugar a ser fantasma, haciendo que Doña Florinda se desmayara antes de entrar a su casa. Cuando Don Ramón lo vio, le quitó la sábana y cuando el Chavo tocó la puerta, lo recibió con la sábana puesta, dejándolo engarrotado. En eso salió Quico de su casa y se fue gritando al ver la sábana. Don Ramón se fue a seguirlo, no sin antes darle un coscorrón al Chavo. Y cuando estaba convenciendo a Quico de que se trataba de él y no de un fantasma, Doña Florinda se levantó y le pegó a Don Ramón por confundirla con la «llorona» y se fue a su casa junto con su hijo, quien le dio un salpicón al Chavo para quitarle la garrotera. Don Ramón se fue a su casa, pero también se desmayó al ver un espanto, que en realidad era su hija con una máscara. Ella provocó que Quico y su mamá se desmayen y que el Chavo se vuelva a engarrotar, así que fue por más agua para quitarle la garrotera al Chavo. Y cuando Don Ramón se dio cuenta de todo, le ordenó a ella quitarse la máscara. Al día siguiente, el Chavo y la Chilindrina se reían de lo ocurrido, y en eso Don Ramón les pasó una foto para asustar, ya que él les había quitado la máscara y la sábana.