El Chavo, no pudiendo conciliar el sueño, se queda dormido en medio del patio, lo que provoca que don Ramón y el señor Barriga se tropiecen con él. Más tarde, después de haber dormido bien, el chavo se despierta y juega con Quico y la Chilindrina a «los encantados». Luego, sabiendo que Quico estaba encantado, don Ramón aprovecha la oportunidad para darle a Quico el pellizco más grande de su vida, pero el Chavo lo desencanta a tiempo. En eso, el señor Barriga se atraviesa en el camino, haciendo que don Ramón lo pellizcara por accidente. Furioso, el señor Barriga le advierte a don Ramón que él podría perdonarle la renta, pero que un pellizco, no se lo perdonaría ni a su padre. Dicho esto, golpea a don Ramón, haciendo que este caiga al suelo. Luego, el señor barriga se lanza sobre don Ramón, aplastándolo. Entonces, don Ramón, gracias al peso del señor barriga, termina con el cuerpo aplastado. Cuando la Chilindrina percibe lo que pasó con su padre, se pone a llorar.