Quico y el Chavo están jugando con los yoyos, pero éste último mas interrumpe a Quico por lo que quiere jugar. Luego, el Chavo tira el tendedero para que pueda jugar con el yoyo, haciendo que Don Ramón no pueda tender su ropa, y cuando éste último se enoja, el Chavo le dice que fue «sin querer queriendo». Don Ramón le pega al Chavo y éste último se va llorando hasta el barril. La confusión comienza cuando Doña Florinda sale de su casa, y por eso, Don Ramón queda muy furioso y dice que va a declarar guerra a todos los niños de la vecindad. Después, él decide empeñar su escopeta, pero acaba asustando a todos, ya que creen que les va a disparar de verdad.