El Chavo y Quico están buscando al hombre invisible por el patio de la vecindad, ya que lo habían visto en un episodio del Chapulín Colorado. Luego confunden a Don Ramón con el hombre invisible, y él le da un pellizco a Quico para después irse corriendo por si Doña Florinda llegaba. En ese momento llegó la Chilindrina, y después de que los niños le contaran lo que hacían, ella les sigue la corriente dándoles una fórmula que su papá había hecho para hacer que las cosas se vuelvan invisibles, y se fue. Entonces, Quico se fue a traer varios de los ingredientes a su casa y el Chavo se fue a buscar los pelos de gato. Quico combinó los ingredientes en una taza y El Chavo regresó con varios arañazos de gato en los brazos, pero sin los pelos de gato, por lo cual los niños fueron a preguntarle a Don Ramón si la fórmula hacía efecto sin los pelos de gato, pero justo salió la Chilindrina a responder que era solo para darle gusto. Quico se tomó la «fórmula» pero no le sentó bien y se fue a vomitar, y la Chilindrina empezó a reírse. Cuando el Chavo volteó y vio que Quico ya no estaba, creyó que se había hecho invisible. Pero Don Ramón también se tomó la «fórmula» sin querer y se fue a la cocina y el Chavo creyó que Don Ramón también se había hecho invisible, y se puso a renegar.
El Chavo salió de la casa de Don Ramón pataleando, y cuando oyó la voz de Quico se puso a buscarlo para pegarle, pero el Señor Barriga, que venía a cobrar la renta, recibió el golpe. Luego de ver y oír lo que hacían los niños, se dirigió a la casa de Don Ramón, pero él se fue rápido, así que se fue a cobrar la renta en el departamento de arriba. El Chavo seguía buscando al hombre invisible, y confundió al Señor Barriga con dos hombres invisibles, debido a su contextura. Luego él le ordenó al Chavo ir a ver la hora, y se fue; asimismo, le dijo a la Chilindrina que le rasque la espalda, pero ella terminó dándole un pellizco, y se fue. En eso Doña Florinda salió de su casa para encargar a su hijo botar la basura en el tacho de la calle, luego ella le pagó la renta al Señor Barriga y se fue. Él, mientras tanto, intentaba rascarse la espalda, pero el Chavo lo golpeó por detrás, ya que pensaba que el hombre invisible le estaba torciendo el brazo, y le pidió 20 centavos por «salvarle la vida», a lo cual el Señor Barriga no hizo caso y se fue. Entonces, el Chavo le contó a Quico lo que hizo, y fue a preguntárselo al Señor Barriga. En eso, Don Ramón venía pasando, llevándose la cubeta en la que Quico llevaba la basura para pintarla. Finalmente Quico volvió, diciendo que él también le había «salvado la vida» al Señor Barriga, pero de un macetazo en la cabeza, y terminó desmayado.
Mientras Don Ramón pintaba la cubeta, Doña Florinda le preguntó a Quico por ella. Al principio no sabía que decir, pero luego le dijo a su mamá que la iba a traer enseguida. Cuando Don Ramón terminó de pintarla, la puso en la ventana de su casa para que la pintura seque, pero Doña Florinda se dio cuenta y se la llevó. Y cuando el Chavo, la Chilindrina y Don Ramón voltearon, pensaron que la cubeta se había hecho invisible, y Don Ramón se fue a buscarla al otro patio. Luego Quico regresó llorando, ya que no encontraba la cubeta, y el Chavo le dijo que se había hecho invisible debido a la pintura. La Chilindrina, quien escuchó lo que los niños decían, se ofreció a hacer a Quico «invisible». Luego de pintarle el rostro, el Chavo lo acercó a la ventana, pero él avanzó y se cayó para afuera, y el Chavo creyó que se había hecho invisible. Entonces, él decidió llevarse la cubeta y la brocha para hacerse invisible, y encontró a Quico que se levantaba del suelo, y también llegó Don Ramón, quien se asustó de ver a Quico con la cara pintada, y después de oír al Chavo decir lo que habían hecho, le arranchó la brocha, cayéndole un poco de pintura al Señor Barriga, quien estaba atrás. Y cuando Doña Florinda llegó para ver que su hijo estaba con la cara pintada, le dio una cachetada a Don Ramón, y ella y Quico se fueron, y Don Ramón también se fue renegando. La Chilindrina salió de su casa para decirle al Chavo que la pintura era común y corriente, y el Chavo la usó para terminar pintando la espalda del Señor Barriga para hacer visible al hombre invisible, pues pensaba que este último le estaba torciendo el brazo de nuevo.