El Chavo y la Chilindrina están jugando a pular la cuerda, pero el Chavo termina bajando la canasta de Doña Florinda y le dice que fue «sin querer queriendo». Luego, Quico sale de su casa y le pregunta a la Chilindrina le deja jugar de pular la cuerda. La confusión comienza cuando Quico les grita a los niños «¡Ay, ya cállate, cállate, cállate que me desesperas!». La Chilindrina le pide a él que no grite más. Después, Don Ramón encuentra una cámara y comienza a trabajar como fotógrafo, pero el Chavo tira su cámara todo el tiempo. Después, los niños juegan a los fotógrafos. Al final, Don Ramón derruba él mismo su cámara.
