Siguiendo con la parte anterior, Quico se va de la casa de don Ramón, tratando de alegrar a su madre diciendo que ese mismo día es en el que se irán don Ramón y La Chilindrina, pero finalmente ambos se dan cuenta de que los extrañarían, lo que hace que se porten sumamente groseros con el Señor Barriga. Un rato después viene el profesor Jirafales a la vecindad, y discute con el Señor Barriga, ya que piensa que este le tiró piropos a doña Florinda, por lo que el Señor Barriga le trató al Profesor como «Profesorcillo Jubilado»; pero se retira para cobrar la renta en los otros departamentos y el profesor va a tomar una tacita de café en la casa de doña Florinda. Allí se ponen a ver el álbum de fotografías de Quico y su madre.
Encuentran fotos de Don Federico, su difunto esposo y Quico explica que su padre «descansa en pez» en vez de decir que descansa en paz porque se lo comió un tiburón. Después de ver el álbum, el profesor y doña Florinda discuten acerca de la situación de don Ramón y el señor Barriga escucha la conversación y siente pena por él. Cuando estaban empacando, el Señor Barriga mira un álbum donde hay fotos de Don Ramón como boxeador, lo reconoce y le comenta que, cuando era joven, el Señor Barriga apostó dinero que debía y ganó. Don Ramón le dice que él perdió esa pelea, pero el Señor Barriga comenta que le apostó a su oponente. El profesor Jirafales escucha la conversación por la ventana, y recuerda que el Señor Barriga en una ocasión le dijo que nunca fue a una función de boxeo. Este lo afirma nuevamente, pero al final antes de que el Profesor responda, el Señor Barriga dice que si corre a esa pobre gente ¿A dónde va a vivir?