Don Ramón trabaja como vendedor de huevos en un restaurante.
El episodio comienza con los niños jugando béisbol aunque el Chavo estaba hablando y Quico lo calla y Ñoño le dice que habla como si les contara la serie mundial y Popis dijo que trata de desconcentrarlos y se fue a robar la base y le dice al chavo que le dé la pelota y Quico llama a la policía porque se roba la base, por otro lado, Don Ramón sale de su casa y dice: Ahora si, a disfrutar mi último día de vacaciones y se acuesta en la hamaca.
Los niños mientras arrojan la pelota de béisbol hacia Don Ramón, este se queja que no lo molesten ya que entrara a trabajar. Doña Florinda lo oye y aunque al principio no lo cree, ella esta decidida a descubrir la verdad. Los niños lo ven disfrutando sus «vacaciones en casa» y Don Ramón les pone condiciones si quieren subirse a su hamaca, entonces aparece Doña Florinda y se enoja cuando le moja con la ropa que va tender en el tendedero. Mas tarde los niños le hacen el favor a Ramón como mecerle la hamaca y Quico le trajo unas quesadillas y agua de limón que, intencionalmente, Doña Florinda se las hizo al Profesor Jirafales.
Enseguida llega el Señor Barriga y al verlo con la hamaca durmiendo, este lo despierta y le exige saber porque son sus últimos días de vacaciones, acto que llega Florinda y el profesor a exigirle la verdad además de que le reclama su comida que había comido; Para calmar a todos, Don Ramón les cuenta que encontró un trabajo a su medida y que es producto de su propio esfuerzo; en realidad trabajara para unas señoras en un local que está a la vuelta de la esquina llamado «El Huevo Fresco». Sin embargo, tanto el Sr. Barriga como el profesor y Doña Florinda no le creen, y Don Ramon se enoja; mientras el señor Barriga se tropieza con la hamaca de Don Ramon.
En el Huevo Fresco las señoras le piden a Don Ramón que abra la tienda, atienda sus clientes, repartir paquetes de huevos, repartir volantes para su negocio y que los clientes coman los platillos. El Chavo al menos le dice en la parte de cocinar que él mismo dijo saber cocinar unos huevos (cuando lo vieron en su hamaca); al inicio don Ramon pensó que le dieron un trabajo producto de no esforzarse, aunque las señoras le contestan que sí y se retiran.
Mientras los niños ayudan a Don Ramon servirles los huevos a los clientes, estos de tanto alboroto arrojan huevazos a todos los clientes, y los mismos se lo responden a Don Ramon. Más tarde, Don Ramon hace sus entregas de huevos a todos los clientes, en uno de ellos le dio un huevo grande a una señora que, como defensa, tiene a su esposo más grande que Don Ramon y lo golpean; luego los niños le ofrecen ayudarlo a ser los escoltas, y los policías al oír el grito de Quico creen que realmente era una emergencia y se dirigen a sus bicicletas. Los niños se retiran al ver que Don Ramón no los necesita y se van, sin embargo los policías creyendo que Don Ramon hizo algo malo trata de detenerse pero los frenos de la bicicleta se rompen y no puede detenerse acción que los policías creen que esta resistiéndose al arresto. Al final los policías se colisionan contra un muro y Don Ramon los evade.
Al recargar el cargamento se lleva por error la bicicleta que antes llevaba un empleado del zoológico; llega a la casa de Doña Florinda y le entrega sus huevos diciéndole que esta trabajando en serio, pero resulta que los huevos se parten saliendo unos pequeños lagartos a los cuales pican al Profesor Jirafales y a Doña Florinda. Don Ramon se le cae la cubeta de pintura y el Chavo le dice que no corra porque los animalitos creen que el es su madre, por lo que se desmaya. Al final en la cárcel, las dueñas del Huevo Fresco exigen a Don Ramon que les pague toda la mercancía, los policías por las bicicletas y el hombre del zoológico que venia únicamente a llevarse los lagartos. Don Ramon promete pagarles a ambos, sobretodo le dice que devolverá los animales hasta que dejen de pensar que es su mama. La escena termina con Don Ramon sorprendido de que un lagarto que le quito El Chavo es idéntico a él.