Al no asistir a la iglesia un domingo, Homer descubre el placer de quedarse solo en la casa mientras Marge y los niños escuchan los sermones del Reverendo Lovejoy. Homer decide comenzar su propia religión, a pesar de las continuas objeciones de Marge de renunciar a su fe. Marge, el Reverendo Lovejoy y Ned Flanders tratan de que Homer regrese a la iglesia, pero fallan. El domingo siguiente, Homer otra vez se queda en su casa, pero accidentalmente la incendia y es rescatado por Flanders. Después de que se extinguen las llamas, el Reverendo le sugiere que Dios había estado trabajando en el corazón de los amigos de Homer que los había rescatado, a pesar de ser de religiones diferentes, y convence a Homer de darle otra oportunidad a la iglesia.