Todo comienza cuando Marge le dice a Homer que hay muchas cosas que él podría hacer en el jardín. Homer decide seguir sus consejos y va con Bart a un negocio de artículos de construcción, llamado La Ferretería de Mamá y Papá. Allí, Homer ve una parrilla para armar y la compra, convencido de que sería capaz de hacerla él mismo. Cuando llega a su casa, pone manos a la obra, pero arruina el proyecto por completo. Luego, al querer deshacerse de él, termina enviándolo por accidente sobre el capó del automóvil de una mujer. Más tarde, la mujer llama a la puerta de la casa de los Simpson, y se presenta con la mezcla de ladrillos y cemento en que había quedado convertida la parrilla. Luego le dice a Homer que su nombre es Astrid Weller y que es artista, y que la «obra» de Homer había logrado impresionarla. Homer queda desconcertado, pero Astrid le dice que lo que había hecho con la parrilla era una expresión de arte en forma de escultura. Pronto, Homer vende la «escultura» y comienza a ser un exitoso artista profesional.
Siendo un artista, Homer usa su «don» para continuar con su trabajo. Un día, Astrid le comunica que tendría una muestra para él solo, en donde podría presentar sus nuevas obras. Mientras tanto, Marge se siente algo celosa de Homer, ya que durante toda su vida había ansiado ser una artista, y Homer lo había logrado sin proponérselo. El día de la muestra de Homer, éste presenta sus obras, pero resultan ser parecidas a la anterior, por lo que el público pierde su interés en él.
Desesperado por recuperar su fama, Homer le hace caso a Lisa, y va al Museo de Springfield para tener inspiración. En un momento, Homer se duerme y sueña que las obras de arte lo atacan (entre ellas el hombre de vitruvio de Da Vinci y Andy Warhol. De vuelta en casa, Lisa le habla de Christo, un artista conceptual que hacía grandes obras al aire libre. Homer ve esto como una buena idea, por lo que decide crear una especie de canales en Springfield: cierra todas las bocas de tormenta, les coloca respiradores a los animales y llena toda la ciudad de agua, la cual inunda todo hasta llegar a los techos de las casas. Todo esto lo llama «arte conceptual». Toda la ciudad de Springfield queda impresionada ante la obra de Homer, y Marge se reconcilia con él, mientras que pinta una vista de la ciudad subida sobre su tejado.