Todo comienza cuando la familia Simpson visita Cubolandia (una parodia de Legolandia). Lisa queda entristecida cuando descubre que su Torre Eiffel hecha de cubos tenía una pieza perdida, por lo que Homer decide ir a pedírsela al vendedor dejándole «un pequeño recuerdito suyo» (una bola de nieve con su cara sonriente). Luego de recuperar la pieza, Homer decide empezar a ayudar a quien lo necesita. Entre otras cosas, ayuda a Bart a conseguir pareja para un baile y a Marge para que le hagan valer su cupón de descuento en la peluquería. Cuando trata de ayudar a Lenny para conseguir un reembolso de dinero por sus entradas para ver los partidos de béisbol de los Isótopos de Springfield, Homer se encuentra con el dueño del equipo, Howard K. Duff VIII. El dueño se niega a reembolsar el dinero y urge a Homer para que se vaya, pero éste se equivoca de puerta y descubre que planeaban mudar el equipo a Albuquerque. Duff insiste en que no se iban a mudar a ningún lado, y llama a Duffman para drogar a Homer y así evitar que diga la verdad al pueblo.
Homer queda shockeado y trata de alertar a los medios de comunicación sobre el plan, pero Duff hace desaparecer todas las evidencias de la mudanza del equipo, haciendo que nadie le crea a Homer. En respuesta, Homer comienza una huelga de hambre, encadenándose a sí mismo a un poste cercano al Estadio de los Isótopos Duff, con la cual quería obligar a los dueños del equipo a admitir que lo iban a mudar a Albuquerque. Su huelga atrae mucho la atención, por lo que los propietarios de los Isótopos deciden poner a Homer a un lado del campo de juego, explotando su popularidad, para que la gente deba pagar por verlo. Pronto Homer (que había empezado a ser conocido en los medios como The Hungry Homer) se pone muy flaco y enfermo, por lo que Duff decide sacarlo del campo de juego, reemplazándolo por un hombre traga-pintura.
En una ceremonia pública, el dueño del equipo le quita a Homer sus cadenas y le ofrece una salchicha gratis. Homer se da cuenta de que la salchicha está cubierta de ingredientes provenientes del sudoeste del país, lo cual prueba que el equipo realmente se mudaría a Albuquerque. El público que había ido a ver a los Isótopos, además, se da cuenta de que las salchichas estaban rodeadas con servilletas que decían «Isótopos de Albuquerque». Howard K. Duff VIII trata de seguir negando todo, pero todo el público, e incluso Duffman, se ponen en su contra. La huelga de hambre de Homer se acaba, y celebra bajo una lluvia de comida arrojada por el público, quienes ahora lo adoraban como a un héroe. Homer come la comida que se le arroja.
Mientras tanto, el alcalde de Albuquerque decide abandonar su plan de robar a los Isótopos, y pide comprar a los Cowboys de Dallas (pese a que jugaban fútbol) y hacerlos jugar baseball. Ya que, según dice, «¡yo soy el ALCALDE DE ALBUQUERQUE!».